La preocupación por la inflación está presente en prácticamente todas las declaraciones que realizan los responsables de los diferentes bancos centrales. Ayer un miembro del BCE, el Gobernador del Banco Central de Chipre, dijo que se necesitará subir varias veces los tipos de interés para controlar la inflación, pero que el objetivo del banco está puesto en la inflación a medio plazo ya que las medidas actuales pueden demorar su impacto hasta en 18 meses.
Añadió que si bien el BCE debe estar atento a la inflación inducida por el crecimiento de los salarios, los conocidos efectos de segunda ronda, aún no había señales de una espiral de precios y salarios. Además de la inflación, las autoridades monetarias también muestran su inquietud por el riesgo de una recesión económica. El Gobernador del Banco de Francia hacía referencia a este aspecto en una entrevista publicada en FT, al señalar que el riesgo predominante para el crecimiento es la crisis energética y no la subida de tipos de interés.
Señaló que el BCE seguirá subiendo los tipos de forma acelerada hasta situar el tipo de depósito en niveles del 2%, nivel considerado como nivel de interés neutral que ni estimula ni restringe el crecimiento económico. Añadió que, una vez alcanzado este nivel, el BCE debería de reducir el ritmo de ajuste en los tipos de interés y comenzar a reducir su posición de balance dejando de reemplazar a su vencimiento algunos de los bonos comprados para apoyar el crecimiento económico durante la pandemia.