“No puede descartarse una crisis sistémica de deuda inducida por la pandemia". Son palabras del del subdirector gerente del FMI, en comentarios preparados ayer para un discurso durante un evento del Instituto Peterson de Economía Internacional. Dentro del blog de la institución, en una publicación bajo el título “Reform of the International Debt Architecture is Urgently Needed” funcionarios de la institución advierten sobre los riesgos de que las crisis de deuda soberana generadas por la pandemia de coronavirus aumenten si no hay cambios en las normas para que estas operaciones incluyan mayor transparencia en los procesos de endeudamiento de los países.
Piden que se extienda la suspensión de pago de deuda dictada por el G-20 por otros 12 meses, hasta finales del 2021 y llaman a acordar un enfoque común para las reestructuraciones entre todos los acreedores bilaterales, entre ellos China. Recientes innovaciones, como las reformas a la Cláusula de Acción Colectiva, han facilitado las reestructuraciones, señala el equipo del FMI, que cita el acuerdo de Argentina de hace un mes.
Pero buena parte de las deudas internacionales aún pendientes, a menudo de países de bajos recursos, carecen de este tipo de cláusulas, y muchas veces no contienen provisiones para reestructurarse, lo que hace insostenible reformar el esquema de pagos en el futuro. De estas deudas pendientes una gran parte corresponde a países emergentes. Precisamente ayer, desde el Instituto de Finanzas Internacionales se apuntaba que las enormes salidas de capitales de los mercados emergentes vistas hacia finales de septiembre apuntan a un cambio en la confianza de los inversores con una mayor aversión al riesgo.