Los mercados prefirieron ayer no hacer fuertes apuestas y se movieron con cautela horas antes del primer debate en la campaña por la presidencia de Estados Unidos entre Hillary Clinton y Donald Trump. La carrera por la Casa Blanca y el choque de estilos generaba un gran interés en un debate, que se ha producido seis semanas antes de la elección del 8 de noviembre y tras una campaña que se ha extendido durante más de un año. La candidata demócrata acusó el lunes a su rival republicano de racismo, sexismo y evasión fiscal durante un acalorado debate que podría reconfigurar la campaña presidencial del 2016 en Estados Unidos. Por su parte, el magnate inmobiliario dijo que los años de servicio de Clinton representan una "mala experiencia" con pocos resultados. Mientras tanto, aquí en Europa la atención no estaba puesta ni en el debate político, ni en datos económicos ni en el BCE, sino en un banco: el Deutsche Bank. La entidad alemana anunciaba ayer que resolverá sus propios problemas sin tener que depender de la ayuda de Berlín. “El presidente ejecutivo no pidió en ningún momento a la canciller alemana que interviniese en el caso de las hipotecas con el Departamento de Justicia estadounidense", dijo un portavoz del banco. Las acciones del banco tocaron ayer un mínimo histórico después de que una revista alemana publicara el fin de semana que la canciller había descartado ayudar a la entidad en sus negociaciones con los funcionarios de justicia de Estados Unidos.