Han pasado más de tres años desde que el 52% de los británicos votase a favor de que Reino Unido abandonase la UE y la crisis del Brexit está tensando hasta límite insospechados el sistema político y constitucional británico. Ayer, el primer ministro británico advertía al Parlamento que si retrasaba el Brexit de nuevo echando abajo su calendario, retiraría su programa legislativo y enfocaría los esfuerzos en promover unas elecciones.
Mientras, el presidente del Consejo Europeo declaraba estar discutiendo la solicitud de un aplazamiento del Brexit con los líderes de los otros 27 Estados miembros. "No me cabe duda que debemos tratar la solicitud de Reino Unido de un aplazamiento con toda seriedad", dijo Tusk al Parlamento Europeo. "Un Brexit sin acuerdo no será jamás fruto de nuestra decisión".
Evidenciando la frustración de Bruselas, el presidente de la Comisión Europea dijo que el Brexit era una pérdida de tiempo y de energía y que el Parlamento Europeo sólo podría aprobar el acuerdo del primer ministro británico después de que lo haga el Parlamento británico. "No es posible, no es imaginable que este Parlamento ratifique el acuerdo antes de que Westminster lo haya hecho: primero Londres, después Bruselas y Estrasburgo".
Mientras tanto, a la espera de más noticias sobre el Brexit, y sin novedades en las negociaciones comercial entre EE.UU. y China, en los mercados se impone la cautela.