Los inversores continúan apostando por la seguridad en un entorno en el que las dudas sobre el crecimiento global son crecientes, sumadas al aumento del riesgo político en Italia y Reino Unido. Ayer, el vicepresidente del BCE declaraba que la crisis presupuestaria de Italia está generando una mayor preocupación sobre la sostenibilidad de su deuda pública y existe riesgo de que la turbulencia se contagie a otros países. Además de las preocupaciones por la deuda, el funcionario europeo también apuntó a una potencial recesión en EE.UU. como un factor de riesgo. También se refirió a los riesgos de las tensiones globales por la fortaleza del dólar y las tensiones comerciales. Ante el pulso que está manteniendo Italia con la Comisión Europea por sus planes de aumento de gasto, el BCE ha dejado claro que no actuará para reducir los costes de su deuda, ya que el alza de los rendimientos es resultado de la ruptura por parte del Gobierno italiano de las reglas de la UE. Por otro lado, la estrategia para el Brexit de la primera ministra británica recibía ayer ataques desde todos los bandos, lo que aumenta el riesgo de que su plan para que Reino Unido salga de la UE sea rechazado por el Parlamento. La primera ministra se ha enfrentado durante meses a una feroz oposición de los diputados que apoyaron el Brexit y ahora también se enfrenta a una creciente presión de los pro europeos. Si el acuerdo es rechazado por el Parlamento, Reino Unido se enfrentará a un futuro incierto que pasaría por dejar de forma brusca la UE sin acuerdo, la caída del Gobierno, elecciones anticipadas o, como esperan algunos opositores al Brexit, un nuevo referéndum.