La invasión rusa de Ucrania entró ayer en su segunda semana. Tras fracasar en la toma de las principales ciudades ucranianas, Rusia ha cambiado de táctica en los últimos días, intensificando sus bombardeos sobre ellas. En este contexto, la situación y tensión en los mercados está lejos de relajarse y los datos económicos que se publican pierden significado como indicadores de un futuro en el que las expectativas de crecimiento serán revisadas a la baja.
El índice compuesto de gestores de compras de IHS Markit de la zona euro, considerado un buen indicador de la salud económica general, subió en febrero a un máximo de cinco meses. Sin embargo, la encuesta fue realizada en su mayoría antes de la invasión, por lo que es de esperar que el fuerte impulso que ha mostrado el indicador se pierda. Lo que no va a perder impulso son los precios. Los precios de producción en enero subieron un 5,2% intermensual, más del doble de lo esperado, llevando el aumento interanual a un récord del 30,6%, que se acelera desde el 26,3% de diciembre.
El enorme aumento se debió principalmente a un incremento del 11,6% mensual y del 85,6% anual de los precios del petróleo y el gas, impulsados ya por la propia amenaza de una invasión rusa a Ucrania antes de que la agresión se produjera realmente. Ayer, el ministro de economía de Alemania declaró que las sanciones impuestas a Rusia y el aumento de los precios de la energía derivado del conflicto ralentizarán la recuperación de la economía alemana. "Teníamos la esperanza de que esta primavera experimentáramos un repunte, una fase de recuperación. Pero ahora tenemos las consecuencias de la guerra", declaró, al tiempo que prometió apoyo a las empresas perjudicadas por la crisis.