Mañana el BCE celebra su reunión periódica con la atención puesta en la rueda de prensa del presidente. No se esperan cambios en la política monetaria ni anuncios sobre la finalización de la política de flexibilización cuantitativa (QE). Probablemente el presidente del BCE tenga que responder a preguntas relacionadas con el tipo de cambio del euro. Aunque reiterará que no es un objetivo del BCE, tratará de ser cauteloso para evitar una apreciación del euro, por el efecto negativo que supone para la recuperación económica, la penalización en las exportaciones, especialmente en los países más débiles de la zona euro, y la amenaza de una mayor presión de la inflación a la baja. Algunos de los efectos de la apreciación del euro de un 17% desde comienzos de 2017 se reflejan en indicadores como el PMI compuesto de la zona euro que en marzo bajó a 55,2 puntos desde los 57,1 de febrero, o en el quinto descenso mensual consecutivo del índice de confianza alemán IFO que se publicó ayer. El viernes el presidente del BCE señaló en la reunión del FMI en Washington que “los datos recientes sugieren que el crecimiento pueden haber alcanzado su punto máximo y que se espera que el impulso continúe”. Esto puede ser una señal para tratar de evitar tanto una mayor apreciación del euro como una fuerte depreciación, lo que supone todo un ejercicio de malabarismo por parte del presidente del BCE.