De nuevo el presidente del BCE ha utilizado un tono prudente para referirse a la futura política monetaria de la zona euro. Ayer en una conferencia en Frankfurt, volvía a vincular la evolución de la inflación con la normalización de la política monetaria, señalando que “hay una condición muy clara para que terminemos el programa de compras netas de activos: debemos ver un ajuste sostenido en el ritmo de inflación hacia nuestro objetivo”. Lo cierto es que la evolución de la inflación en los últimos meses, con signos de moderación, está complicando los planes del BCE para la normalización de la política monetaria. En noviembre la inflación de la zona euro fue del 1,5%, para pasar a ser del 1,4% en diciembre y del 1,2% en enero. Pese a todo, el presidente del BCE se mostró optimista al respecto. "Aunque confiamos más que en el pasado en que la inflación va por el buen camino, se mantienen los riesgos y las incertidumbres. Por esta razón, incluso, una vez que las perspectivas económicas se vuelvan menos dependientes de las compras de activos, la política monetaria debe ser paciente, persistente y prudente para garantizar que la inflación vuelve a nuestro objetivo". Señala dos riesgos para la subida de la inflación: uno es el contagio de las nuevas medidas comerciales anunciadas por la administración estadounidense y el otro, los movimientos en los mercados de divisas y otros mercados financieros.