En pocas semanas hemos visto como los que hasta hace poco han sido los máximos responsables de los dos principales bancos centrales mundiales, la Fed y el BCE, han pasado a desempeñar cargos políticos de primer nivel. Ayer Mario Draghi aceptó el reto de asumir el puesto de Primer Ministro ofrecido por el Presidente de la República de Italia y formar un nuevo gobierno que cumpla con el objetivo de combatir la crisis del coronavirus y la profunda recesión económica que afecta al país.
El presidente advirtió que el nuevo gobierno debe asumir el cargo de manera inmediata para evitar que Italia pierda los más de 200.000 millones de euros del fondo de la UE diseñado para ayudar a superar el desplome económico.
Los mercados reaccionaron positivamente y la rentabilidad de la deuda de Italia registraba su mayor descenso diario desde junio y el índice de la bolsa de Milán terminó subiendo un 2,1%. Desde Europa, la vicepresidenta de la Comisión Europea mostró su satisfacción por el nombramiento. No obstante, no hay garantías de que pueda obtener el respaldo suficiente por parte del Parlamento, ya que el partido más numeroso, el Movimiento 5 Estrellas, rechazó de inmediato respaldarle.
En
Estados Unidos, la
Secretaria del Tesoro, y anterior presidenta de la Fed, dijo que es imperativo promulgar un paquete de 1,9 billones de dólares que incluya 350.000 millones de dólares en ayudas a los gobiernos estatales y locales, ya que en la última crisis, esta falta de apoyo supuso fuertes recortes en infraestructuras y educación, debilitando el mercado laboral y frenando una recuperación económica más amplia.