En la cumbre del G20 que se celebra hoy y mañana se abordarán temas candentes, como las tensiones en Irán, el acuerdo Unión Europea y Mercosur o la situación en Corea del Norte, pero sin duda el plato fuerte será la guerra comercial entre EE.UU. y China.
El último encuentro de los presidentes de ambos países tuvo lugar a principios de diciembre del año pasado, en la cumbre del G20 en Buenos Aires. Ambos declararon una tregua en la guerra comercial, pero las negociaciones se tensaron hasta romperse finalmente en mayo. Ayer, la publicación en un medio chino señalando que Washington y Pekin estaban finalizando un acuerdo que les ayudaría a evitar una nueva ronda de aranceles invitaba a un optimismo que se fue apagando después de que un portavoz del Ministerio de Comercio en Pekin declarase que EE.UU. debía cancelar de inmediato las sanciones sobre firmas chinas, incluyendo la fima tecnológica Huawei. Todo lleva a pensar que en el encuentro va a ser tenso.
Mientras tanto, aquí en Europa, diputados británicos proeuropeos intentarán la semana que viene impedir que el nuevo primer ministro saque a Reino Unido de la UE sin un acuerdo y en contra de la voluntad del Parlamento. Presentarán una enmienda cuyo objetivo es denegar fondos a ciertos departamentos gubernamentales a menos que el Parlamento haya ratificado un acuerdo de retirada con la UE, o que los parlamentarios hayan aprobado que Reino Unido salga sin acuerdo previo.