En los últimos días la presidenta del BCE ha incrementado su presencia en los medios de comunicación. Ayer en una entrevista con la Harvard International Review alertó contra una retirada prematura de las medidas de estímulo, aunque precisó que a nivel nacional, estas deberían de ser temporales y estar dirigidas al apoyo de empresas estructuralmente solventes.
Subrayó que el paquete de medidas implementadas por las autoridades nacionales, europeas y el BCE han contribuido a evitar una recesión aún más profunda y una crisis de crédito que habría dejado profundas y duraderas cicatrices en la economía. Los cálculos del BCE apuntan a que unos 13,5 millones de personas se encuentran actualmente acogidas a distintos programas de retención de empleo en la zona euro, lo que supone alrededor del 8% de la población activa, y en julio 12,8 millones de personas estaban desempleadas, un 7,9% de la población activa.
Los planes de apoyo han evitado un aumento a gran escala del desempleo, pero la presidenta del BCE anticipa que “el ajuste en el mercado laboral todavía no se ha completado y se espera un aumento significativo de la tasa de desempleo durante los próximos trimestres, en particular en los sectores más afectados por la crisis”. Explica que “no son tiempos normales”, y que la pandemia ha llevado a la economía de la zona euro a una contracción económica de una magnitud y velocidad sin precedentes en tiempos de paz, y por esa razón el BCE mantendrá la “red de seguridad” en vigor hasta que considere que la fase de crisis ha terminado, pero que en cualquier caso al menos hasta finales de junio de 2021.