“Nuestro objetivo es estar preparados, al final de estos dos años, para empezar a desarrollar un euro digital, lo que podría llevar unos tres años”. Esto es lo que el BCE ha anunciado y que uno de sus miembros interpreta en el blog de la institución. Así será su dinero.
Hace ya décadas (desde los 70´s) que el sistema monetario es fiduciario, de modo que no es momento de llevarse las manos a la cabeza. Que sea en papel o digital no exige un grado supremo de fe y confianza, que es de donde deriva la palabra fiduciario. Y eso que, acerca de la cantidad de lo que se imprime, no hay dudas de que se seguirá imprimiendo. Se hace ya sin limitación legal y si se deprecia, que eso es la inflación, pues se dice que es un fenómeno temporal y arreando. Al fin y a la postre la verdadera volatilidad de los tipos de cambio surge a partir de la ruptura del patrón oro de modo que si a los que poblamos el universo inversor ya nos viene casi de nacimiento, quién somos nosotros para poner esto en cuestión. Mientras mantengamos la confianza… Tampoco es que nos quede mucho remedio.
La mayor parte de la deuda que se emite para financiar a los Estados es comprada por los bancos centrales desde hace ya mucho tiempo, y lo máximo que se discute es cuándo empezarán a reducir las compras. A recordar: la emisión de deuda neta española de 2020 fue comprada en su totalidad por el BCE. ¿Quién si no? Mientras, los precios industriales en EE.UU. siguen subiendo y la deuda de empresas y familias en España ya es del 150% del PIB. Será digital, pero es deuda.