Las declaraciones hechas por la Reserva Federal en las últimas semanas han relajado la inquietud de los mercados sobre la inflación, al encontrar respaldo en las garantías de las autoridades de la institución monetaria de que el estímulo seguirá en vigor. Un buen reflejo de ello se está viendo en la debilidad del dólar y en el comportamiento de los bonos. Ayer, por cuarta sesión consecutiva, los inversores compraban bonos del Tesoro estadounidense a largo plazo con la idea de que las presiones sobre los precios se mantendrán estables durante el resto del año. De hecho, el diferencial entre los rendimientos de los bonos a 2 y 10 años bajaba a 144 pb.
En Europa, el optimismo también encontraba apoyo en el alza del indicador de confianza alemán IFO a su mejor nivel en dos años, pese al dato que mostró que la economía alemana se contrajo más de lo previsto en el primer trimestre, un 1,8% en tasa intertrimestral y un 3,1% en tasa anual, ya que las restricciones relacionadas con el coronavirus dificultaron el gasto de los consumidores e impulsaron a los hogares a destinar más dinero que nunca al ahorro. El gasto de los hogares cayó un 5,4% en el trimestre, mientras que la tasa de ahorro aumentó a un ritmo récord del 23,2%.
También en EE.UU. la confianza del consumidor se mantuvo estable, rondando un máximo de 14 meses en mayo, ya que el optimismo sobre las perspectivas laborales atenuó las preocupaciones sobre que el aumento de la inflación.