Esta semana el FMI y el Banco Mundial celebran su reunión de primavera en Washington, encuentro en el que también revisan las proyecciones económicas. En las nuevas previsiones recorta en una décima las perspectivas para el crecimiento mundial del PIB en 2023 al 2,8% y al 3,0% para 2024.
Este ajuste supone una fuerte desaceleración con relación al 3,4% de 2022 debido a las políticas monetarias más restrictivas adoptadas para hacer frente a la inflación.
El FMI advirtió que un recrudecimiento de las turbulencias en el sistema financiero podría reducir la producción a niveles cercanos a la recesión, y señala que los riesgos de contagio del sistema bancario fueron contenidos por las fuertes acciones políticas después de la quiebra de dos bancos regionales en Estados Unidos y la fusión forzada de Credit Suisse. Por países, mejoró el FMI mejoró las estimaciones de crecimiento de 2023 para Estados Unidos al 1,6% frente al 1,4% previsto en enero ya que el mercado laboral se mantiene sólido.
Para la zona euro subió las estimaciones en una décima, hasta el 0,8%. Por el contrario, recortó las previsiones para algunas de las principales economías, incluida Alemania, que ahora se prevé que se contraiga un 0,1 % en 2023 y Japón, que ahora se prevé que crezca un 1,3 % este año en lugar del 1,8 % previsto en enero. Con respecto a los precios, elevó el pronóstico de la inflación subyacente para 2023 a 5,1%, desde el 4,5% en enero, y dijo que aún no se alcanzó su punto máximo en muchos países a pesar de los precios más bajos de la energía y los alimentos.