Los negociadores de China y EE.UU. concluyeron ayer unas conversaciones comerciales en Pekín que se extendieron a un tercer día no programado, lo que aumenta las esperanzas de evitar una guerra comercial que podría suponer un duro revés para la economía mundial. Los mercados reaccionaron de forma positiva a la noticia, ya que la prolongación de las conversaciones alimentó el optimismo de que ambas economías avanzan hacia un acuerdo. Las tensiones comerciales ha sido uno de los principales factores que está propiciando un mayor tono de prudencia en las futuras actuaciones de los bancos centrales. Ayer, el presidente de la Fed de Boston, se unía al mensaje de cautela de varios de sus colegas diciendo que la Fed puede esperar para ver cómo se comporta la economía antes de subir los tipos de interés. Si las caídas recientes en Wall Street auguran una desaceleración económica a nivel nacional, "podría haber menos necesidad, o incluso ninguna, de un mayor ajuste de la política monetaria por parte de la Reserva Federal", apuntó. Dado que la inflación no muestra signos de subir más allá del objetivo de la Fed del 2%, el funcionario se unió a otras autoridades de la institución monetaria pidiendo una postura de "esperar y ver". La misma opinión mostró su colega de la Fed de Chicago al señalar que “dado que la inflación no está mostrando ninguna señal significativa de acelerarse por encima del objetivo creo que tenemos la buena capacidad de esperar y evaluar con cuidado los datos que vengan y otros acontecimientos".