Aunque de una forma más lenta de lo que seguramente esperaba el BCE, el dinero barato del banco central parece estar llegando a la economía real. Según dato publicado ayer, los préstamos bancarios a empresas de la zona euro alcanzaron en abril un nuevo récord desde el final de la crisis, con un aumento del 2,4%, superando el 2,3% registrado el mes anterior y siendo la tasa más alta desde mediados de 2009. En el caso de los préstamos a los hogares, estos crecieron un 2,4%, igual que un mes antes, cuando alcanzaron su nivel más alto desde principios de 2009.
La tasa de crecimiento anual de la masa monetaria M3, una medida del dinero en circulación en la zona euro y que en el pasado solía predecir la actividad económica, se ralentizó a un 4,9% desde el 5,3% en marzo. Estos indicadores, junto con otros, estarán sobre la mesa en la próxima reunión del BCE el 8 de junio. Ayer, su presidente declaraba ante la comisión de asuntos económicos del Parlamento Europeo, que los riesgos para el crecimiento económico de la zona euro han disminuido y que el BCE estará en posición de reevaluar las perspectivas de crecimiento e inflación durante su reunión de junio. No obstante, advirtió de que las presiones de la inflación subyacente seguían siendo moderadas, particularmente por un bajo crecimiento salarial, por lo que todavía es necesaria una cantidad "muy sustancial" de expansión monetaria. Desde hace meses el BCE viene insistiendo en que incluso con el crecimiento al alza, la inflación es débil y está lejos de ser sostenible, lo que requeriría que la institución mantenga su nivel de estímulos.