La OCDE se suma a la acogida favorable que en los mercados financieros han tenido de las primeras intenciones en política económica de Trump y estima que sus planes de inversión en infraestructuras, unido a una rebaja fiscal, favorecerán la actividad en Estados Unidos. Para el organismo, lo deseable es que este impulso no se limite a EE.UU y se haga de forma coordinada en China y en los países europeos "con margen", sobre todo, Alemania. Con este escenario, la OCDE revisa sus proyecciones al alza. Estima que el crecimiento económico mundial se acelerará desde el 2,9% de este año al 3,3% en 2017 y alcanzará el 3,6% en el 2018. Para satisfacción del presidente electo, se muestra más optimista sobre sus proyecciones para EE.UU, ya que estima que el país crecerá un 2,3% el próximo año, por encima de su estimación de 2,1% de las últimas estimaciones de septiembre. El crecimiento de EE.UU. repuntaría en 2018 para alcanzar el 3%, la tasa más alta desde 2005, apoyado en las medidas de Trump que pretenden bajar impuestos, así como en un plan de infraestructuras. Ello redundaría en una reducción de la tasa de paro desde el 4,9% de este año a un 4,5% en 2018, apunta la OCDE. A medida que el mercado laboral estadounidense mejora y los salarios se incrementan, la OCDE anticipa que la inflación se acelerará desde un 1,2% en 2016 a un 2,2% en 2018, lo que llevaría a la Reserva Federal a subir los tipos de interés gradualmente al 2,0% a finales de 2018.