China marcó ayer el movimiento de los mercados y previsiblemente su influencia continúe en los próximos días. En esta ocasión no se trata de sus relaciones comerciales con EE.UU. Ahora, el foco de atención está en una nueva cepa de coronavirus que se originó en Wuhan, una gran ciudad en el centro de China, pero que ya se ha transmitido a otras ciudades.
Ya se han confirmado nueve fallecidos y 440 casos de contagio. De inmediato este nuevo brote se ha asociado con la propagación del del Síndrome Respiratorio Agudo y Grave (SARS) de 2002-2003, otro tipo de coronavirus que se originó en China y se convirtió en una pandemia mundial que se cobró casi 800 víctimas mortales. Ahora China se está preparando para la celebración del Año Nuevo Lunar que comienza el viernes 24 y finaliza el jueves 30, un período donde millones de personas viajan por el país, lo que ha alentado el temor a una propagación del virus.
La lectura de los mercados es cuál puede ser el impacto económico que puede causar este nuevo virus en China, alentando una aversión al riesgo y la búsqueda de activos refugio. Ayer, los sectores del lujo, las aerolíneas y el comercio minorista fueron los más afectados. Habrá que confiar en el control de la propagación por parte de las autoridades chinas. No obstante, no se puede descartar que si la situación empeora veamos, como ya ocurrió en 2003 con el SARS, rebajas significativas en las previsiones de crecimiento de China.