Los precios al consumidor en EE.UU. aumentaron más de lo esperado en septiembre, impulsados por el aumento de los alquileres que subieron a su nivel más alto desde 1990 y el coste de los alimentos, lo que reforzó las expectativas de que la Fed volverá a subir los tipos de interés en 75 puntos básicos en la reunión del 1 y 2 de noviembre.
El IPC interanual se situó en el 8,2% frente al 8,3% de agosto y la subyacente en el 6,6%, lo que supone una subida de tres décimas y es el nivel más alto desde agosto de 1982. En términos mensuales, el IPC general subió un 0,4% frente al 0,2% previsto y el 0,1% registrado en agosto. El IPC subyacente subió en septiembre un 0,6%, igual que el mes de agosto, y una décima más de lo previsto. La inflación se mantiene claramente por encima del objetivo del 2% de la Fed, y no solo es un desafío para las autoridades monetarias de EE.UU., sino que también supone un factor negativo sobre las esperanzas del presidente norteamericano y los demócratas de retener el control del Congreso en las elecciones del 8 de noviembre.
En el seno del BCE también hay preocupación por la inflación, y ayer dos de sus miembros de los considerados halcones, el presidente del Bundesbank alemán y el gobernador del banco central de Bélgica se mostraron en la reunión anual del FMI y el Banco Mundial partidarios de tipos de interés más altos, e instaron a que el BCE suba los tipos en la próxima reunión del 27 de octubre.