Renovados temores sobre por el crecimiento global vuelven a dominar los mercados. En la zona euro, tras el sorpresivo deterioro de los datos económicos que esta semana se publicaban en Alemania. En EE.UU., aun siendo más positivos, los datos también muestran una ralentización en el crecimiento económico. Ayer, el dato de pedidos de bienes de capital en marzo mostró su mayor subida en ocho meses, pero una caída de los envíos sugiere que el gasto de las empresas en equipamiento se frenó en el primer trimestre. En el cuarto trimestre del pasado año, la economía de EE.UU. creció un 2,2%, por debajo del impulso del 3,4% del tercer trimestre y del 4,2% del segundo. Hoy se publicará el dato del PIB correspondiente al primer trimestre. Las previsiones apuntan a un crecimiento del 2,0%.
No es de extrañar que en este entorno los principales bancos centrales hayan tenido que hacer una pausa en el abandono que lentamente estaban haciendo de sus políticas ultra expansivas. Ayer, el vicepresidente del BCE señalaba que el banco central está preparado para reanudar su programa de flexibilización cuantitativa (QE) si es necesario para alcanzar su objetivo de inflación. También, tras la reunión de política monetaria, el gobernador del Banco de Japón declaraba que los actuales niveles de tipos ultra bajos se mantendrán hasta al menos un año, pero si la economía se debilita, el período de tiempo será mucho más prolongado.