Hace unos días el titular de una crónica sobre el impacto económico de la pandemia y la respuesta de los mercados era: “La economía se desploma y a Wall Street le da igual”. Frente a esta cuestión, de cómo es posible combinar ambos mundos, cabe una doble argumentación: i) por una parte, el tamaño, que sobredimensiona las reacciones y es que frente a una economía real mundial de 65 billones de dólares, la economía financiera negocia 10 veces esa cifra solo en instrumentos derivados OTC; ii) por otra, que los mercados pueden estar anticipando una evolución de la economía real que justifique sus cotizaciones.
En este caso es muy importante saber que están descontando, porque podríamos pronosticar con mayor fiabilidad. ¿Están respondiendo de modo más neutral a lo que viene de EE.UU. o a lo que viene de Europa? Aplicado al euro/dólar, la apenas nula respuesta del euro en los últimos días a unos indicadores europeos bastante mejores de lo previsto (PMI del sector servicios), así como al respaldo del legislativo alemán a las compras de títulos del BCE que había cuestionado el poder judicial, puede llevar a pensar que, quizá, en el caso concreto del euro, hay mucho bueno para la divisa europea descontado en los mercados. Reforzaría esa visión su mayor sensibilidad cuando las noticias no han sido tan positivas.
Es el caso de las advertencias sobre el Brexit y su cierre sin acuerdo efectuado por la canciller alemana, o la sensibilidad mostrada a la advertencia de la presidenta del BCE de un modelo de recuperación de dos pasos adelante y uno atrás. Cabría pensar que lo positivo esté más descontado en el euro. Habrá que ver.