“Nos va a ir muy bien”, fue la respuesta de Trump ayer a preguntas de los periodistas cuando abandonaba la Casa Blanca con dirección a Varsovia, de camino a la cumbre del G-20 este fin de semana. Está bien que sea ese el ánimo de todos los dirigentes que acudan al encuentro, pero los titulares de estos días previos a la cita apuntan más a las dificultades. Ayer, el presidente estadounidense denunció que China ha aumentado su comercio con Corea del Norte y puso en duda el trabajo conjunto de Pekín con Washington para contener la amenaza nuclear del país asiático. "El comercio entre China y Corea del Norte creció casi un 40% en el primer trimestre. ¡Hasta aquí llegó China trabajando con nosotros, pero le habíamos dado una oportunidad!", dijo Trump vía Twitter, antes de reunirse por segunda vez con el presidente chino. Tampoco desde Europa parece que el encuentro se lo vayan a poner fácil al presidente estadounidense. La canciller alemana criticaba ayer duramente la política de Estados Unidos bajo el actual gobierno. "Mientras buscamos posibilidades de cooperación para beneficiarnos todos, la globalización es vista por el Gobierno estadounidense como un proceso en el que no se trata de que todos ganen, sino de ganadores y perdedores", declaraba la canciller alemana. Merkel dijo que los comentarios de un asesor de seguridad de Trump acerca de que el mundo era un campo de batalla y no una comunidad global, contradecían las perspectivas que ella tiene de la interacción mundial, añadiendo que Alemania quiere que todos se beneficien del progreso económico, no sólo unos pocos.