Ayer, el FMI rebajaba la magnitud de la recesión en la actualización de su Informe Perspectivas de la Economía Mundial. Según la institución, la crisis económica ha sido menos severa de lo que estimó inicialmente, pero también la recuperación será más lenta como consecuencia de la intensidad y la precipitación de la segunda ola. Se proyecta una contracción mundial del -4,4% en 2020, una mejoría respecto a la caída del -5,2% pronosticada en la actualización de junio.
La mejoría refleja el efecto neto de dos factores opuestos: el ímpetu al alza generado por las cifras del PIB del segundo trimestre, que superaron las expectativas, y el empuje a la baja producido por el persistente distanciamiento social y el estancamiento de la reapertura en el segundo semestre del año. Para las economías avanzadas proyecta una contracción del -5,8% en 2020, 2,3 pp por encima de lo pronosticado en junio. Los grandes países de la zona euro salen reforzados de las nuevas previsiones del Fondo, con una excepción, España, para quien pronostica una caída del PIB del -12,8%, igual que el dato adelantado en junio.
Al igual que con las perspectivas de crecimiento, también las proyecciones de inflación del Fondo están sujetas a un grado considerable de incertidumbre. Ayer se publicó el IPC en EE.UU. Los precios al consumidor aumentaron en septiembre por cuarto mes consecutivo, aunque el ritmo se frenó. También aumentó la confianza de las pequeñas empresas a su nivel más alto desde principios de año. Por el contrario, el aumento de los casos de coronavirus, el riesgo de un Brexit sin acuerdo y las inminentes elecciones en EE.UU, han socavado la confianza de los inversores en Alemania. El índice ZEW cayó a 56,1 en octubre desde una lectura de 77,4 el mes anterior.