La fuerte liquidación que el lunes se vivió en la renta variable demostró ayer que no es algo temporal. De nuevo, la preocupación del coronavirus más allá de China afectaba a los mercados globales y al apetito por el riesgo. La fuerte apuesta por los bonos acercaban la rentabilidad del bono del Tesoro estadounidense a su mínimo histórico del 1,321% tocado en julio de 2016. En este entorno no es de extrañar que en los mercados se empiece a considerar que la Reserva Federal podría bajar los tipos de interés este año. A este respecto, la presidenta de la Fed de Cleveland señalaba ayer que la economía de EE.UU. debería mantener su buen desempeño este año y la política monetaria está bien posicionada. Otras autoridades de la Fed muestran un cauteloso optimismo respecto a que cualquier efecto económico del coronavirus sería lo suficientemente temporal como para no justificar un cambio en la política monetaria.
Mientras tanto, China continúa anunciando nuevas medidas para aliviar la financiación de los pequeños negocios. Pekín aumentará las cuotas de sus représtamos y redescuentos en yuanes en 500.000 millones de yuanes para ayudar a que los bancos más pequeños aumenten su apoyo a las pequeñas y medianas empresas. También mejorará la política de cuotas de préstamos bancarios en 350.000 millones de yuanes para generar líneas de crédito. Los bancos están siendo llamados a aplazar el pago de intereses a empresas hasta el 30 de junio. Entre ellas, todas las compañías en la provincia de Hubei.