El estallido de la crisis bancaria en Estados Unidos ha obligado a la Reserva Federal a actuar.
Tres días antes de la crisis del SVB, el presidente de la Fed indicó en su testimonio en el Congreso que podría subir los tipos de interés incluso más rápido de lo que se pensaba, sugiriendo incluso una subida de 50 pb en la reunión del 22 de marzo (finalmente subió 25 pb).
Hasta ese momento, su prioridad era el control de la inflación, actuando mediante subidas de tipos en un esfuerzo por enfriar la economía, y que admitió que traería “algo de dolor a los hogares y empresas”. La crisis bancaria obligó a la Reserva Federal y otras agencias a intervenir con una facilidad de préstamos para aumentar la liquidez de otros bancos y respaldar cualquier depósito más allá del nivel exigido por el gobierno federal.
Respaldar a los bancos con inyecciones de liquidez favorece el aumento de la inflación y diluye el efecto de las subidas de tipos de interés por parte de la Fed. Sin embargo, es probable que los bancos restrinjan la facilidad de crédito, frenando la actividad económica y aumentando el peligro de que EE.UU. pueda entrar en recesión.
El presidente de la Fed está ahora “en el centro del tablero” y con sus acciones podría influir en el curso de la primera economía del mundo y también en las próximas elecciones presidenciales de 2024.
Desde la Casa Blanca son conscientes de ello, y desde el partido Demócrata ha aumentado la presión sobre el presidente de la Fed, centrando las críticas en la capacidad de su gestión.