Tres días después de hacerse oficial la salida del Reino Unido de la UE, el primer ministro británico ha establecido unos duros términos para las conversaciones sobre el Brexit con la Unión Europea. Ambas partes tienen hasta finales de año, cuando expira el periodo de transición, para llegar a un acuerdo sobre el comercio y otros aspectos como la seguridad. El primer ministro advirtió que no hay necesidad de alcanzar un acuerdo comercial que suponga la aceptación de las reglas de la UE sobre competitividad, subsidios, protección social, medio ambiente o cualquier cosa similar. Añadió que tampoco la UE puede verse obligada a aceptar las reglas del Reino Unido.
El primer ministro británico reclama una negociación al mismo nivel entre ambas partes y señala que si no se alcanzase un acuerdo, las relaciones estarían basadas en el “modelo Australia”, que no tiene tratado comercial con la UE y se basa en acuerdos sectoriales, quedando lo ajeno a estos acuerdos, bajo las normas de la Organización Mundial del Comercio. La UE, por otro lado, advirtió a Reino Unido de que el acceso a su mercado único de 450 millones de personas dependerá de hasta qué punto Londres se pliegue a reglas como las de medioambiente y laborales. Las palabras del primer ministro han generado inquietud entre la clase empresarial y política que ve un mayor riesgo de un final del periodo de transición sin acuerdo.