Algunos indicadores de la zona euro están mostrando claramente la ralentización de la actividad que desde distintas instituciones se viene anunciando. El Índice Compuesto de Gerentes de Compras (PMI) final de la zona euro, considerado un buen barómetro de la salud económica, bajó a un mínimo de cuatro meses en septiembre, desde el 54,5 de agosto al 54,1, ante un crecimiento más débil de las fábricas, el menor en dos años, que solo fue parcialmente compensado por un repunte entre los proveedores del sector servicios. El dato estuvo por debajo de una estimación preliminar de 54,2, pero se mantuvo en cualquier caso por encima de la marca de 50 que separa el crecimiento de la contracción, aunque todo apunta a que la actividad empresarial se ralentice más en los próximos meses. "Aunque está cerca de un mínimo de dos años, el decepcionante PMI de septiembre se mantiene en un nivel relativamente elevado y señala un crecimiento sólido…Sin embargo, es poco probable que en el cuarto trimestre se vea un crecimiento tan sólido, ya que en los últimos meses ha habido una clara pérdida de impulso tanto en términos de producción como de nuevos aumentos de pedidos", señalan desde IHS Markit. Por el lado de la demanda, el dato de ventas minoristas que ayer se conocía también fue algo decepcionante. Las ventas de la eurozona cayeron por segundo mes consecutivo en agosto, acorde con el debilitamiento de la confianza de los consumidores desde que a comienzos de año alcanzó un máximo de 17 años.