Ayer, la directora gerente del FMI, en un discurso en Londres para presentar la primera evaluación completa del organismo sobre el desempeño económico de Reino Unido desde la votación del Brexit, apuntó que el crecimiento británico era "un poco decepcionante" comparado con la fortaleza registrada en otros lugares del mundo. En su opinión, la economía británica ya está sufriendo la salida de la UE, reflejando las advertencias que desestimaron quienes respaldaron el Brexit por considerarlas muy pesimistas. Antes del referéndum de junio del 2016, la máxima responsable del FMI había dicho que el Brexit tendría consecuencias de "bastante malas a muy, muy malas" para Reino Unido, generando el enfado entre los banqueros británicos, que consideraron que el organismo estaba exagerando. El FMI ha rebajado una décima su previsión del crecimiento en Reino Unido para este año, hasta el 1,6%, una tasa bastante menor a la de otras economías desarrolladas. Para el 2018 estima un crecimiento del 1,5%, sobre la base de que las negociaciones sobre el Brexit continúen progresando. Sostiene que es probable que las empresas continúen retrasando algunas decisiones de inversión y que la demanda interna continúe débil hasta que haya una mayor claridad sobre la futura relación comercial de Reino Unido con la UE. También advierte que el Brexit aumentará el déficit público, apuntando que cualquier intento de reducción del déficit deberá provenir de aumentos de impuestos y no de la política de austeridad aplicada durante los últimos siete años.