La reunión del BCE del jueves va a estar marcada por las crecientes presiones internas entre los miembros del Consejo sobre la necesidad o no de subir los tipos de interés para hacer frente al fuerte repunte de los precios.
El BCE no ha hecho ningún compromiso sobre cuándo podría subir los tipos de interés, mientras que la Reserva Federal norteamericana ya ha subido los tipos en marzo y prácticamente ha anticipado nuevas subidas en los próximos meses que podrían ser de 50 pb cada una de ellas, y el Banco de Inglaterra ha subido los tipos de interés tres veces desde diciembre. Un paso previo para una subida de tipos por parte del BCE es poner fin a las compras de bonos prevista en el tercer trimestre, aunque no estableció una fecha concreta.
El BCE ha señalado que cualquier subida de tipos se produciría después de finalizar el programa de compras de bonos. Algunos de sus miembros son partidarios de fijar ya una fecha. Los mercados creen que el BCE ha subestimado las presiones inflacionistas, que se están viendo intensificadas por la guerra en Ucrania y que también pueden afectar negativamente al crecimiento.
La presidenta del BCE descartaba en una entrevista hace dos semanas el riesgo de estanflación en la zona euro. Sin embargo, los datos económicos apuntan a una ralentización económica y el vicepresidente del BCE señaló que el crecimiento económico en el segundo trimestre se mantendría en torno a cero.