La economía británica, la quinta mayor de mundo, está mostrando signos de debilitamiento mientras crecen las preocupaciones por el Brexit. En los dos primeros trimestres del año el ritmo de crecimiento del PIB británico está siendo inferior al de la zona euro. Esto es reflejo de la incertidumbre que el proceso de salida de la UE está generando en el sector empresarial y a que el consumo se está viendo afectado por la creciente inflación y la depreciación de la libra. Aunque el sector manufacturero se está viendo favorecido por mejora de la demanda externa, el sector servicios registró en agosto el ritmo de crecimiento más débil de casi un año. La economía británica creció en el segundo trimestre un 0,3% mientras que la zona euro lo hizo a un 0,6%. Los últimos datos publicados ayer muestran que la venta de automóviles acumula cinco meses consecutivos de descensos. El gasto de los consumidores aumentó, pero las cadenas minoristas aseguran que este incremento se debe a los mayores costes de los alimentos. El índice PMI de gerentes de compra en agosto bajó a 53,2 puntos desde los 53,8 de julio, un descenso mayor del esperado, y que supone el nivel más bajo desde septiembre del año pasado. El débil panorama de expansión en el Reino Unido llevará a que probablemente el Banco de Inglaterra mantenga la próxima semana los tipos de interés invariados en el mínimo histórico del 0,25% pese al repunte de la inflación al 2,6%.