Sin perder de vista el incremento de casos de coronavirus y las tensiones entre EE.UU. y China, los mercados se preparan para un mensaje cauto por parte de la Reserva Federal. No se esperan grandes anuncios al final de la reunión de dos días que finaliza mañana, pero se prevé que los miembros de la institución monetaria sienten las bases de unas débiles expectativas económicas y más medidas de flexibilidad este año.
También estarán atentos a los progresos entre el Gobierno estadounidense y los legisladores de la oposición sobre la próxima ronda de ayuda financiera, en vista de que el viernes expirará un suplemento de 600 dólares por semana en concepto de subsidio por desempleo que ha impulsado el gasto de los consumidores y ha permitido a los trabajadores despedidos pagar el alquiler y las hipotecas. Esta prestación formó parte del paquete público de 3,7 billones de dólares de ayuda contra la pandemia aprobado en marzo. El domingo, los principales asesores del presidente Trump dijeron que habían llegado a un principio de acuerdo con los republicanos del Senado sobre un paquete de ayudas de 1 billón de dólares. Según el Secretario del Tesoro, el paquete prorrogará prestaciones por desempleo destinadas a compensar el 70% del salario de un trabajador despedido.
Mientras tanto, aunque el peligro de la pandemia para la zona euro no ha terminado todavía, desde el BCE no se ve la necesidad de hacer ninguna modificación en el programa de compra de bonos puesto en marcha por el banco central.