La venta de bonos del Tesoro estadounidense que ha sacudido los mercados financieros desde comienzo de año hizo ayer una pausa, con los rendimientos a 10 años rondando mínimos de una semana. En enero, los rendimientos del Tesoro estadounidense subieron a su ritmo más rápido desde 2009, cuando los inversores comenzaron a valorar la posibilidad de que la Reserva Federal suba los tipos de interés hasta 5 veces este año.
Sin embargo, la Fed parece haber enfriado esa idea cuando algunos funcionarios han hablado esta semana con cautela sobre el camino que seguirá el banco central después de una subida ampliamente esperada en marzo. Ayer el presidente de la Fed de Filadelfia declaraba que considera apropiado que la Reserva Federal suba los tipos de interés cuatro veces este año. "En este momento, creo que cuatro aumentos de 25 puntos básicos este año son apropiados”, apuntó.
La cautela de la Fed la van a ir marcando los datos económicos. Ayer, se conocía que el indicador ISM de la actividad manufacturera de Estados Unidos cayó en enero a su nivel más bajo en 14 meses, en medio de un brote de infecciones por COVID-19, respaldando la opinión de que el crecimiento económico perdió fuerza a principios de año. Quizá, en el mercado, las estimaciones de los halcones hayan resultado exageradas.
Y mientras el sector manufacturero se desacelera en Estados Unidos, en Alemania creció en enero por primera vez en seis meses, ya que la reducción de los cuellos de botella de la oferta permitió a los productores aumentar la producción para satisfacer la mayor demanda.