La dimisión de la representante alemana en el Comité Ejecutivo del BCE, que está formado por solamente seis miembros y que son los gestores ejecutivos de la entidad, pone de manifiesto la oposición de algunos de los miembros a las medidas de estímulo puestas en marcha por el Consejo de Gobierno el día 12 de septiembre.
Aunque no explicó las razones de su dimisión, a principios de mes, se encontraba entre un poco más de un tercio de los 25 miembros del Consejo de Gobierno del BCE que no querían retomar la compra de bonos, ni adoptar parte de medidas que incluían un recorte de tasas y la promesa de mantener los grifos de dinero abiertos indefinidamente.
El jefe del Bundesbank y el gobernador del Banco Central de Holanda también han criticado las nuevas medidas de liquidez, lo que ilustra las profundas divisiones a las que tendrá que hacer frente Lagarde cuando comience su mandato al frente del BCE a partir del 1 de noviembre, aunque su posicionamiento lo manifestó en su audiencia de confirmación en el Parlamento de la UE donde dijo que “la política debería ser expansiva durante mucho tiempo”.
Los recortes y los tipos de interés negativos del BCE han causado frustración en Alemania, y no es la primera vez que se producen dimisiones, ya que anteriormente y desde 2011 tres funcionarios alemanes ya se habían retirado de los órganos de decisión del BCE.