La política se ha instalado en los mercados, y cuando eso ocurre su sensibilidad se agudiza. Junto con las citas económicas de esta semana habrá algunas de carácter político significativo. A la reunión ayer del Eurogrupo, se sumaran la reunión de la OPEP este jueves, con el presidente de EE.UU en plena gira diplomática. En Europa su cita será en Sicilia, en la reunión que el G7 celebra los días 26 y 27. Dada la controversia que suscitan algunas de sus declaraciones, es de esperar que los mercados las esperen con atención. Una buena prueba del alto grado de sensibilidad que se respira se vivió ayer en el mercado de divisas. La canciller alemana acudía a un escuela secundaria en Berlín. A la hora de explicar a los estudiantes el superávit comercial relativamente elevado del país, la canciller argumentó que había sido impulsado por dos factores sobre los que su Gobierno no tenía influencia: el tipo de cambio y los precios del petróleo. Respecto al tipo de cambio, apuntó que el euro estaba “demasiado débil” como resultado de “la política monetaria del BCE, por lo que los bienes alemanes son comparativamente baratos”. Respecto a los precios del petróleo, al ser más bajos reducían el coste de las compras en una economía que depende de las importaciones de crudo. Esta explicación didáctica de qué factores determinan la balanza comercial, no se diferencia mucho de las contestaciones que reiteradamente ha hecho el Gobierno alemán a las críticas de EE.UU. por su superávit comercial, argumentando que no era posible culpar a Berlín por la competitividad de los productos alemanes. Sin embargo, en un mercado especialmente sensible como el actual, sus palabras “demasiado débil” en referencia al euro, impactaron en su cotización.