La FED ha dejado atrás las palabras y ha pasado a la acción. Con un escueto comunicado sorprendía ayer al mercado anunciando que reducía el tipo de interés 50 pb, a un rango de 1,00% a un 1,25%. La entidad justificaba la bajada argumentado que los fundamentos de la economía de EE.UU. siguen siendo sólidos, pero el coronavirus plantea riesgos para la actividad económica. La decisión fue unánime entre los responsables de la política monetaria.
La medida de la FED se conoce antes de su próxima reunión del 17 y 18 de marzo y refleja la urgencia de actuar para evitar la posibilidad de una recesión mundial. Unos minutos antes del anuncio, en una videoconferencia los ministros de Finanzas y gobernadores de los bancos centrales del G7 declaraban que adoptarán todas las medidas posibles para proteger la economía mundial de la propagación del brote de coronavirus y anunciaban que implementarán acciones para respaldar a la economía mundial cuando sea apropiado.
Aunque el comunicado emitido por el G7 abre la puerta a tomar medidas fiscales y monetarias, fue muy genérico, sin incluir peticiones específicas a los gobiernos para que incrementen el gasto público ni a los bancos centrales para hacer recortes coordinados de los tipos de interés. Prometen trabajar juntos pero, por el momento, todo son generalidades. Es razonable que, como señalaba ayer el ministro japonés presente en la videoconferencia, la respuesta política deseable pueda variar en cada país, ya que no todos tienen el mismo margen de maniobra. La pregunta ahora es qué medidas van a adoptar. Sólo uno ha dado ya la respuesta.