A punto de estrenarse la temporada de resultados empresariales en nuestro país, los mercados esperan con interés la reunión de política monetaria del BCE este jueves, en busca de pistas sobre posibles estímulos económicos. No se esperan cambios, aun cuando va creciendo la presión para que la entidad intervenga más. En esta espera, el sector bancario, especialmente castigado en jornadas anteriores, ayer se salía de la tónica general del día y registraba subidas. Y ello a pesar de que la presión sobre el banco alemán Deutsche Bank no ha cesado. El consenso entre banqueros y analistas del sector es que la entidad necesita moverse deprisa para fortalecer su capital y dar beneficios si quiere restablecer la confianza de los inversores. ¿Cómo? Entre las posibles alternativas para recaudar el efectivo que necesita, las más sencillas serían ampliar capital y acelerar el programa para recortar plantilla. Pero también hay otras opciones como la venta de activos, la eliminación de primas para ejecutivos e incluso una fusión. Deutsche Bank ha mantenido conversaciones para fusionarse con Commerzbank, pero el posible acuerdo llevaría años, y la solución que se precisa debe ser más inmediata. Una fusión con un rival europeo es otra opción, pero en la actualidad el banco alemán debería resolver sus problemas legales antes de iniciar cualquier aproximación y, por último, una ayuda pública sería difícil de vender a los votantes de cara a las elecciones del próximo año. No es de extrañar que ante la limitación de las opciones, no sólo los inversores, sino también los políticos alemanes, estén siguiendo con atención y nerviosismo los acontecimientos.