Las preocupaciones de que la inflación se mantenga persistentemente alta si los precios de la energía continúan subiendo han presionado a nivel mundial la rentabilidad de la deuda pública en las últimas semanas. Ayer, La rentabilidad de los bonos del Tesoro estadounidense cedía después de haber alcanzado máximos de tres meses, a la espera de que los datos de inflación que se publicaran el próximo martes ofrezcan la próxima pista sobre la senda de los tipos de interés de la FED. La rentabilidad del bono a 10 años se situaba en 3,300%, tras haber alcanzado el 3,365%, el nivel más alto desde el 16 de junio. Ha subido desde un mínimo de cuatro meses de 2,516% el 2 de agosto, pero se mantiene por debajo del máximo de 11 años de 3,498% alcanzado el 14 de junio.
Mientras se esperan esos datos de inflación, hoy toda la atención está puesta en la reunión del
BCE y la esperada subida de tipos de entre 50 y 75 pb. Sus responsables se encontraban ayer con un dato favorable.
Eurostat revisaba ayer al alza el crecimiento económico de la zona euro en el segundo trimestre, con una recuperación del gasto de los hogares tras medio año de estancamiento, a pesar de la reducción de los ingresos disponibles por la espiral de la inflación. El
PIB de la zona euro creció un 0,8% en el trimestre y un 4,1% respecto al año anterior. A mediados de agosto había estimado unas cifras del 0,6% y el 3,9% respectivamente. El gasto de los hogares contribuyó en 0,6 puntos porcentuales a la cifra de crecimiento, tras una aportación nula en los dos trimestres anteriores.