En estos primeros días del año, China y su moneda están ocupando un lugar protagonista en el mercado. Tras el anuncio que hacían las autoridades chinas del cambio en la forma de cálculo de la cotización del yuan, ayer el banco central intervino por segundo día consecutivo en los mercados cambiarios a nivel local y en el exterior. Las especulaciones apuntan a que tras estas intervenciones está el intento de reforzar el control sobre su divisa antes de que Trump asuma su mandato como presidente de Estados Unidos el 20 de enero, teniendo en cuenta que durante su campaña amenazó con aplicar elevados aranceles a las importaciones de bienes chinos y calificar a Pekín como un manipulador de divisas. El banco central estableció ayer una banda de cotización del yuan más alta de lo previsto, los bancos estatales vendieron dólares y los tipos de interés para las operaciones de yuanes en el exterior subieron, medidas todas que apuntan a una intervención estatal para contener el retroceso de la moneda china. De hecho, la intervención propició que el dólar cayese ayer a mínimos de cuatro semanas frente al yuan, cotizando en su menor nivel desde el 6 de diciembre. Este retroceso del dólar se reflejó también en su cruce con el yen y con el euro. Frente al yen, desde los 118 yenes de la apertura, cedió hasta aproximarse a los 117 yenes. Hoy abre por debajo de los 116 yenes. El euro, por su parte, se alejaba de la zona de los 1,04 dólares, recuperando terreno hasta la zona de los 1,0480. Hoy abre por encima de los 1,05 dólares, intentando consolidar esta referencia. El euro encontró apoyo en datos favorables de actividad y precios. Por un lado, el índice de gerentes de compras Markit mostró que las empresas de la zona euro finalizaron 2016 con un aumento de su actividad empresarial al mayor ritmo en cinco años y medio. Por otro, los precios al consumidor también aumentaron en diciembre a un ritmo mayor del esperado, registrado una subida del 1,1%, acelerándose desde el 0,6% de noviembre y el 0,5% de octubre.