Ayer el BCE publicó las actas de su última reunión del 8 de junio. La atención, incluso antes de la reunión, estaba puesta en si en el comunicado posterior a la reunión incorporaría alguna referencia a futuras modificaciones en el programa de compra de activos. El comunicado no reflejó grandes cambios, pero las actas publicadas ayer muestran que hubo debate. Los miembros del Comité evaluaron la posibilidad de eliminar del comunicado el compromiso de mantener o ampliar el programa de compras de bonos, pero finalmente decidieron no hacerlo porque la recuperación de la eurozona aún debe reflejarse en un avance de la inflación. En las actas, el BCE destacó la necesidad de "continuar la comunicación con cautela, ya que la percepción de que se está preparando para dejar atrás la política monetaria ultrarelajada podría agitar demasiado a los mercados financieros”. El economista jefe del BCE dijo ayer que “el banco central debía ser paciente y firme”, ya que a pesar de la recuperación económica, la inflación se situó en junio en el 1,3%, muy por debajo del objetivo próximo al 2%, y no se espera que se acerque al objetivo al menos hasta el 2019. El BCE parece estar preparado para empezar a retirar su política de estímulos basada en tipos de interés ultrabajos y en compras masivas de bonos. Sin embargo, el desafío está en cómo hacerlo, sobre todo después de ver la fuerte subida de la rentabilidad de la deuda tras los comentarios del presidente del BCE en Sintra cuando sugirió que la institución podría aplicar ajustes en su política monetaria.