No hubo sorpresa ayer en la decisión del Banco de Inglaterra de mantener el tipo de interés de referencia en el 0,75%, pero lo que si sorprendió es que la decisión no fuese por unanimidad. Dos miembros del Comité de Política Monetaria votaron a favor de bajar los tipos debido a las señales de una desaceleración económica más profunda. Los otros siete miembros dijeron que considerarían un recorte de tipos si la situación se deteriora por las incertidumbres sobre la economía mundial y el Brexit.
Quien no ha esperado a ver si la situación se deteriora más para bajar sus perspectivas de crecimiento ha sido la Comisión Europea. En sus previsiones económicas de otoño, ha reducido su previsión de crecimiento para la zona euro al 1,1% este año frente al 1,2% que pronosticaba en julio, y del 1,4% al 1,2% en 2020 y 2021. Prevé que durante los dos próximos años se mantengan débiles las presiones inflacionistas.
En la zona del euro pronostica una inflación del 1,2 % este año y el siguiente, y un aumento al 1,3 % en 2021. En la UE sería del 1,5 % este año y el siguiente, y del 1,7 % en 2021. Su vicepresidente para la zona euro instaba a todos los países de la UE con altos niveles de deuda pública a aplicar políticas fiscales prudentes y a poner sus niveles de deuda en trayectoria descendente. “Por su parte, los Estados miembros que tengan margen presupuestario deben aprovecharlo ahora”. La presión para aumentar el estímulo fiscal recae principalmente sobre Alemania y Holanda, ambos con superávit presupuestarios y baja deuda pública.