Mientras el peso mejicano continúa atribulado por las probabilidades de victoria del candidato republicano a la presidencia de los EE.UU., el real brasileño que este año acumula una recuperación cercana al 20% se asienta sobre una posición que aparenta cada vez más cómoda. Desde agosto, su índice bursátil Ibovespa acumula ganancias superiores al 40% y la nueva política de duras reformas económicas como la enmienda constitucional aprobada este martes por el Congreso que congela en términos reales del gasto público durante 20 años, está ganando el favor de los mercados que asisten con entusiasmo a la materialización de las promesas del actual presidente. Saliendo de su mayor recesión en 100 años, -el PIB ha caído más de un 7% en dos años- 2017 podría devolver el país a un crecimiento del 1,5%, consolidando el emergente cambio de opinión sobre el que se está sustentando la recuperación del real. Las promesas de reforma del sistema de pensiones y del mercado laboral, -encontrarán más resistencia-, son los retos más cercanos, pero la proximidad de las elecciones presidenciales en 2018 obligará a acelerar los cambios. Si es así, será posible esperar un ciclo de recorte de tipos de interés entre 350 y 450 puntos básicos al tiempo que la inflación retrocede desde más del 8% a niveles compatibles con el objetivo del 4.5%. Después de la fuerte depreciación de 2015 –3.27 fue la media-, es posible que los pronósticos de 2017 se revisen progresivamente y que incluso en una versión conservadora pueda aventurarse que no será más de 3,5/3,6 su media con el dólar en 2017. Similar a la de este año.