Ayer el Banco Central de Australia mantuvo los tipos de interés en el 3,6% poniendo fin a un ciclo de diez subidas consecutivas. En el comunicado señaló que requería de un tiempo adicional para evaluar el impacto de las subidas anteriores a medida que la economía se desacelera y ver la evolución de la inflación que está en el 7,8%. Las autoridades australianas advierten de todas formas que podría ser necesario realizar nuevas subidas para garantizar que la inflación regrese al objetivo entre el 2,0% y el 3,0%. En el Reino Unido, la vicegobernadora del Banco de Inglaterra, que en la última reunión emitió uno de los dos votos a favor de dejar tipos sin cambios, posición que mantiene desde la reunión de diciembre, dijo que es probable que el banco deba comenzar a recortar los tipos antes de lo que se pensaba. Su opinión contrasta con la de otros miembros del Comité como la del economista jefe del BoE. La disparidad de opiniones está siendo cada vez más frecuente entre los miembros de los principales bancos centrales, y en el caso de la Fed y del BCE, los mensajes en cuanto a nuevas subidas se han moderado en sus últimas reuniones, y se han acentuado tras la crisis bancaria. Los mercados tratan de anticiparse y ayer, tanto las rentabilidades de los bonos europeos como los de EE.UU. bajaron tras conocerse que las ofertas de empleo en Estados Unidos habían bajado, un indicador que podría anticipar que el mercado laboral está perdiendo fuerza y que se confirmará con los datos de empleo que se publican el viernes.