La pasada semana en una reunión nacional sobre la estabilización de la economía, el primer ministro de China declaraba que el país se esforzará por lograr un crecimiento económico razonable en el segundo trimestre. Señaló que los indicadores económicos de China se han debilitado significativamente desde marzo, especialmente en abril, y agregó que las dificultades en algunos aspectos fueron incluso mayores que en 2020, cuando la economía se vio afectada por primera vez por la pandemia. Adelantó la aplicación de un paquete de medidas que el pasado martes el Ejecutivo chino daba a conocer. En total, 33 medidas fiscales, financieras, de inversión e industriales para reactivar la economía, destinadas a "reactivar la inversión y el consumo", para lo que se fomentará la inversión en infraestructuras de transporte y se estimulará la compra de automóviles y electrodomésticos.
El Ejecutivo chino también tendrá el apoyo del Banco Popular de China. Su vicegobernador anunciaba ayer que reforzará la aplicación de su política monetaria prudente y adelantará las medidas de apoyo a la economía. También señaló que el banco central pretende estabilizar el crecimiento económico, el empleo y los precios, añadiendo que las instituciones financieras deben mantener la prudencia en sus operaciones y prevenir los riesgos. Aunque el banco central ha prometido intensificar el apoyo a la desaceleración de la economía, lo cierto es que el margen de maniobra para suavizar la política monetaria podría verse limitado por las preocupaciones sobre las salidas de capital a medida que la Reserva Federal suba los tipos de interés.