La primera ministra británica consiguió ayer un voto de confianza como líder del Partido Conservador. Los críticos euroescépticos del acuerdo alcanzado con la UE dentro de su propio partido habían presentado una moción de censura sobre su liderazgo el martes, horas después de su regreso de las conversaciones mantenidas con líderes europeos en las que buscó obtener garantías para su propuesta de acuerdo para el Brexit. El resultado ha sido bastante ajustado: 220 legisladores conservadores votaron a favor de su liderazgo, pero 117 no le han otorgado la confianza. Antes de la votación, y con la esperanza de convencer a los legisladores, la primera ministra anunció que se retirará antes de las elecciones parlamentarias previstas para 2022. Los diputados que apoyan el Brexit en su partido acusan a May de traicionar en las negociaciones lo que votaron sus compatriotas, mientras que quienes se oponen a la salida de la UE dicen que ha negociado un pacto que es el peor de todos los mundos: fuera de la UE y sin poder opinar sobre las reglas que debe cumplir. Lo cierto es que el antiguo cisma que existe en el Partido Conversador sobre Europa contribuyó a la caída de los tres anteriores primeros ministros conservadores, y que a menos de cuatro meses del 29 de marzo, fecha prevista de salida del Reino Unido de la UE, el caos reina en el Brexit, con opciones que van desde un posible adiós de la UE sin acuerdo, a la celebración de otro referendo que podría revertir el proceso.