Sobre el asunto de la guerra comercial con EE.UU. la respuesta de China siempre ha sido la misma: no desea que se produzca una guerra comercial entre las dos potencias mundiales pero respondería a EE.UU. de manera contundente e inmediata. Y así está siendo. Cada anuncio del presidente estadounidense de imponer aranceles a productos chinos tiene la respuesta inmediata de China con la imposición de aranceles a productos de EE.UU. por la misma cuantía económica. En las batallas que se están librando, cada uno de los contrincantes saca pecho. China respondiendo al envite y EE.UU. diciendo que su economía puede absorber los golpes de China. Ayer, el presidente del Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca, declaraba que ahora es el momento adecuado para presionar a China sobre sus políticas comerciales porque la economía de Estados Unidos es lo suficientemente fuerte como para absorber la incertidumbre derivada de las tensiones bilaterales. Ayer Goldman Sachs apuntaba que ve una política monetaria en China ligeramente menos restrictiva como consecuencia de esta tensión comercial. Ha reducido su proyección del tipo repo a 7 días al 2,75% a finales de año, desde el 3%, y espera que el Banco Popular de China reduzca el coeficiente de reservas obligatorias de los bancos en 50 puntos básicos. En abril, el banco central chino redujo inesperadamente este coeficiente en 100 puntos básicos, al 16% en el caso de las grandes instituciones bancarias, y al 14% para los bancos más pequeños.