Las últimas horas han estado marcadas por las declaraciones de altos cargos del BCE y de la Reserva Federal. El gobernador del Banco de Francia dijo en una intervención en Nueva York que “salvo grandes shocks y sorpresas, deberíamos decidir un primer recorte de tipos a principios de junio, seguido de otros en un gradualismo pragmático y ágil”. La presidenta del BCE se hizo eco de ese mensaje, argumentando que la inflación está disminuyendo en gran medida como esperaba el BCE y que las nuevas turbulencias en Medio Oriente hasta ahora han tenido poco impacto en los precios de las materias primas. Aunque el BCE no ha dicho oficialmente que recortará en junio, las autoridades han repetido la referencia al mes con tanta frecuencia que el BCE esencialmente se ha comprometido previamente, y no llevar a fin el recorte de tipos dañaría su credibilidad.
En Estados Unidos tanto el presidente como el vicepresidente de la FED intervinieron en distintos foros en Washington, eludiendo cualquier mención a recortes de tipos de interés. El presidente hizo referencia a los últimos datos y dijo que “en este momento, dada la fortaleza del mercado laboral y el progreso en materia de inflación hasta ahora, es apropiado darle más tiempo a la política restrictiva para que funcione y dejar que los datos y la evolución de las perspectivas nos guíen". Por otra parte, el vicepresidente mantuvo un mensaje similar indicando que el banco central enfrentaba una economía fuerte y pocos avances recientes en el ritmo de los aumentos de precios. Añadió que la entidad estaba lista para mantener su estricta política monetaria si la inflación no se desacelera como se espera.