En un entorno de elevada incertidumbre, noticias que provocan una inmediata reacción en los mercados y que luego son desmentidas con la consecuente contra reacción, no ayudan en absoluto y aumentan la volatilidad. Ocurría ayer cuando algunos medios afirmaban que el presidente estadounidense estaba valorando una pausa de 90 días a los aranceles, salvo para China. A los pocos minutos la noticia era desmentida por la Casa Blanca. Lo que si era cierto era el anuncio de Trump de que, si China no retira hoy sus aranceles de represalia del 34%, Estados Unidos impondrá un arancel adicional del 50% a todas las importaciones chinas a partir de mañana, en una escalada de tensión sin precedentes entre los dos países. Los aranceles totales a China serían del 104%.
La semana que viene se reunirá el BCE. La situación actual apoya los argumentos para una flexibilización de la política monetaria aún más rápida de lo que estaba previsto. Influyentes responsables de la política monetaria de la institución, como el vicegobernador del Banco de Italia, el gobernador del Banco de Francia y el gobernador del Banco de Grecia, lo han pedido sin que ninguno de los “halcones” haya respondido. Los mercados prevén ahora dos recortes de tipos en las próximas dos reuniones y entre tres y cuatro de aquí a finales de año. El rendimiento de los bonos alemanes volvió a caer ayer, ante la perspectiva de una recesión en el bloque. Aunque los recortes de tipos son su principal herramienta, el BCE también cuenta con una amplia gama de instrumentos no convencionales listos para usar si, por ejemplo, el diferencial de rendimiento entre los estados miembros de la zona euro aumenta a niveles que se consideren injustificados y desordenados.