Con su divisa marcando cada día nuevos mínimos, mañana finaliza la reunión de dos días del Banco de Japón. Después de que el mes pasado el banco central pusiese fin a ocho años de tipos negativos, se espera que el Banco de Japón mantenga sin cambios su objetivo de tipo de interés de corto plazo en un rango de 0,0-0,1%. Tampoco se espera que cambie sus planes de comprar bonos gubernamentales al ritmo actual de aproximadamente 6 billones de yenes por mes, como precaución para evitar fuertes aumentos en los rendimientos de los bonos. En las nuevas proyecciones trimestrales que se publicarán después de la reunión, es probable que reduzca su pronóstico de crecimiento económico para el año actual que comenzó en abril debido a la debilidad de la producción y el consumo, pero podría elevar ligeramente sus pronósticos de inflación debido a la perspectiva de aumentos salariales sostenidos. No cabe duda que la debilidad del yen complica la labor del Banco de Japón, aumentando las apuestas de que el banco central podría verse presionado para subir tipos antes de lo que quisiera y frenar la caída de su moneda. Si bien el gobernador del Banco de Japón ha descartado apuntar directamente a los movimientos del yen como guía de la política monetaria, hace unos días señaló que un debilitamiento de la moneda podría impulsar la inflación tendencial al impulsar los precios de las importaciones. "Si el impacto es demasiado grande para ignorarlo, podría conducir a un cambio en la política monetaria", dijo, señalando con ello la posibilidad de otra subida de tipos.