Aunque los mercados siguen pendientes de más anuncios del nuevo Gobierno de EE.UU. sobre las políticas de aranceles, inmigración y recortes de impuestos, también tienen la vista puesta en las reuniones de la Reserva Federal y del BCE la semana próxima. En el caso del BCE los responsables de política monetaria se alinearon ayer en cuanto a nuevos recortes de los tipos de interés, indicando que la reducción de la próxima semana es casi un hecho y que también se producirán nuevos movimientos, incluso si la Reserva Federal se mantiene cautelosa.
Tras haber recortado los tipos cuatro veces en 2024 en respuesta al débil crecimiento y la caída de la inflación, se espera que el BCE siga bajándolos en 2025. Incluso esta semana han aumentado las apuestas de recortes después de que el nuevo presidente estadounidense no anunciara los tan temidos aranceles comerciales contra la zona euro. La presidenta del BCE y algunos miembros del consejo de política monetaria respaldaron ayer una mayor relajación de la política monetaria. "La dirección está muy clara", dijo su presidenta en Davos sobre los tipos de interés.
"El ritmo que veremos depende de los datos, pero un movimiento gradual es ciertamente algo que se me ocurre en este momento". Aun así, Lagarde pareció argumentar en contra de ir demasiado rápido, diciendo que el BCE no estaba en riesgo de no alcanzar su objetivo de inflación del 2% y que también necesitaba vigilar el impacto de la debilidad del euro. "Habrá fenómenos interesantes que vigilaremos. El tipo de cambio, por ejemplo, será de interés y puede tener consecuencias", argumentó.