La semana pasada, la alemana Isabel Schnabel, miembro del Consejo del BCE, propuso la idea de publicar, como hace la Reserva Federal cuatro veces al año, un "diagrama de puntos" con las proyecciones de los responsables de política monetaria sobre la senda para los tipos de interés, con el argumento de que así se informaría mejor a los mercados. Sin embargo, de los 20 bancos centrales de la zona euro, la gran mayoría de sus colegas consideran que una medida semejante pondría en peligro su independencia de los gobiernos nacionales.
Y es que, la arquitectura de la zona euro contrasta con la estructura de un solo gobierno que hay en Reino Unido y Estados Unidos. En la Reserva Federal, las previsiones de los "puntos" son anónimas, lo que no impide que los observadores de la Reserva Federal intenten averiguar qué punto pertenece a cada responsable político. Pero no hay presión política sobre los individuos para que manipulen sus puntos. En el caso del BCE, los gobernadores de los bancos centrales creen que los políticos tratarían de averiguar qué punto pertenece al responsable del banco central de su país y se verían presionados para que expresara una opinión que coincidiera con sus objetivos nacionales. De hecho, el BCE intenta proteger a los gobernadores de los bancos nacionales de las interferencias políticas. Un buen ejemplo de ello, es que no publica el reparto de votos tras las decisiones de política monetaria y las actas de las reuniones son anónimas y a menudo imprecisas, sobre cuántas personas apoyaron una determinada opinión.